El sistema eléctrico cubano se tambalea mientras la planta más importante del país se apaga nuevamente:
La termoeléctrica Antonio Guiteras, en Matanzas, volvió a salirse del juego este 23 de mayo, dejando una enorme sombra sobre el ya frágil panorama energético de Cuba. Una avería repentina en el Calentador de Aire Regenerativo (CAR B) obligó a detener de inmediato las operaciones de la central, que representa una de las mayores fuentes de generación eléctrica del país.
El sistema energético cubano, que ya sufre constantes apagones y déficit estructurales, enfrenta ahora una nueva etapa de incertidumbre. La salida de la Guiteras no solo agrava los cortes de electricidad, sino que también reactiva el malestar de la población, que ya está agotada por tantos años de racionamiento energético.
Una falla que paraliza la principal planta energética del país:
De acuerdo con declaraciones del ingeniero Jorge Gómez Sánchez, director de producción de la planta, la avería ocurrió cuando el motor de corriente alterna del CAR B dejó de funcionar. El grupo de arrastre, pieza clave del sistema, se desacopló del cupling que transfiere el movimiento al calentador, lo que obligó a apagar la central para evitar daños mayores.
Aunque las autoridades aseguran que la intervención técnica puede realizarse con rapidez, debido a la ubicación accesible del componente dañado, aún no hay una fecha clara para el restablecimiento total. Oficialmente, se habla de una parada técnica de alrededor de cuatro horas, pero en un sistema tan comprometido, cada minuto fuera de servicio tiene un peso enorme.
Y es que la Guiteras, por su capacidad de generación unitaria, es considerada la columna vertebral de la generación térmica en la isla. Su paralización significa una pérdida crítica de megavatios en un contexto donde la oferta energética ya está muy por debajo de la demanda.
Más que una avería: una crisis estructural en el sistema eléctrico cubano:
Este incidente no ocurre en el vacío. El 23 de mayo, mientras la Guiteras quedaba fuera del Sistema Electro energético Nacional (SEN), la demanda energética alcanzó los 3.060 megavatios, mientras que la generación disponible apenas llegaba a los 1.950 MW. El resultado fue un déficit de más de 1.200 MW y apagones extendidos en varias provincias, justo en las horas de mayor consumo.
La situación se agrava con otras plantas también fuera de servicio o bajo mantenimiento, como la unidad 2 de la central Felton, y unidades de Santa Cruz, Cienfuegos, Evitas y Renté. A esto se suma la falta crónica de combustible y la escasez de aceite para los motores de generación distribuida, lo que reduce otros 126 MW de la capacidad.
Este panorama evidencia lo que ya muchos cubanos viven a diario: un sistema eléctrico al borde del colapso, sostenido por parches técnicos y promesas de soluciones a largo plazo que no alivian el presente.
¿Qué pasará con la electricidad en Cuba?
Según cifras oficiales, el gobierno proyecta recuperar más de 500 MW de generación en los próximos tres años, apostando por una matriz energética compuesta en un 70 % por fuentes nacionales y un 24 % por energías renovables hacia el 2030. Sin embargo, esas metas parecen distantes frente a la realidad actual.
Mientras tanto, los ciudadanos continúan enfrentando jornadas enteras sin electricidad, con consecuencias que van mucho más allá del malestar: interrupciones en servicios médicos, pérdida de alimentos, afectaciones al trabajo y la educación.
El malestar se siente tanto en las calles como en las redes. Muchos cubanos han compartido su frustración en plataformas digitales, donde exigen transparencia, planificación realista y, sobre todo, respeto por su derecho a una vida digna.
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