La oscuridad de otra noche de apagones y protestas en Cuba se ha hecho viral en el mundo de redes sociales. En algunos lugares de la isla el silencio se rompe solo por el eco de cazuelas y el grito unánime de “¡Queremos corriente y comida!”. Eso fue lo que ocurrió en Bayamo y en Santiago de Cuba. Decenas de vecinos salieron a las calles en medio de apagones que superaban las 30 horas, un tiempo insostenible para cualquier hogar. La gente, cansada de las promesas y de vivir en la penumbra, decidió que era momento de alzar la voz.
Los videos que inundaron las redes sociales mostraban decenas de cubanos, con linternas y celulares, iluminando su protesta. No era un capricho, era una necesidad: la electricidad, que les permite conservar los alimentos, refrigerar medicinas, o simplemente tener una luz para cenar. Y la comida, claro, porque sin alimentos quien vive. En estas protestas, el reclamo de corriente y comida resonó con una fuerza que trascendió la oscuridad, dejando claro que la situación se ha vuelto insostenible.
Cuando el Silencio se Rompe y la Rebeldía Florece tras Apagones insostenibles:
No solo en Bayamo, sino también en barrios de Santiago de Cuba como Micro 9, San Feliz y Santa Isabel. Madres con sus hijos, vecinos de todas las edades, salieron a las calles sin miedo. Los cacerolazos y los gritos de “¡Queremos corriente y comida!”, son el reflejo de una población que ha llegado a su límite. El grito colectivo es un clamor por vivir con dignidad, por tener lo más básico.
Las autoridades, por su parte, enviaron patrullas policiales para dispersar a los manifestantes. Mientras tanto, en las redes sociales oficiales, se intentaba proyectar una imagen de calma que contrastaba fuertemente con la realidad de las calles. Sin embargo, lo que sucedió en el oriente cubano no es un hecho aislado, sino la punta del iceberg de una serie de manifestaciones espontáneas que comienzan a tomar fuerza en toda la isla.
Los apagones y Protestas en Cuba junto a La Lucha Constante por la Dignidad:
La situación se complica día a día. A la falta de alimentos y los apagones diarios, se suma la escasez de medicamentos y un transporte público casi inexistente. Esta realidad ha empujado a la población a un punto límite, donde alzar la voz, aun con el riesgo de la represión, parece ser la única opción.
Yanetsy Rodríguez, primera secretaria del Partido Comunista de Cuba (PCC) en Granma, calificó las manifestaciones como “reclamos” de la población, en un intento de suavizar el tono. Sin embargo, sus palabras sonaron huecas frente a la furia de una población que ya no cree en promesas.
Mientras tanto, la avería en la Central Termoeléctrica Antonio Guiteras, la principal generadora de electricidad en Cuba, se suma a los problemas. A pesar de los esfuerzos por repararla, su funcionamiento inestable y las constantes fallas en otras termoeléctricas auguran un futuro incierto. La respuesta del gobierno ha sido la organización de ferias de alimentos, una estrategia conocida para paliar el descontento, pero que no resuelve el problema de fondo. El pueblo no solo quiere una solución temporal; quiere una vida digna, con corriente y comida aseguradas, no solo para hoy, sino para siempre. La lucha por la dignidad sigue encendida en las calles de Cuba, una lucha que ilumina la oscuridad con el grito de un pueblo que se niega a rendirse.
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