En la mañana del día 14 de abril de 2025. Niurka Alfonso Acevedo, enfermera de 52 años, que actuaba como conserje en una institución escolar, fue brutalmente asesinada en el propio estacionamiento de la escuela. Un colega suyo, al llegar temprano al centro educativo, fue quien descubrió la trágica escena. Su reacción fue inmediata: una llamada al 911 que activó un operativo que cambiaría el ritmo de la vida cotidiana en Nashville.
Detención del sospechoso:
Las autoridades no tardaron en identificar al presunto asesino. Todas las pistas apuntaban a una misma persona: Cándido Raúl Rubio Pérez, exesposo de la víctima, también cubano, de 54 años. Era un nombre ya conocido en el círculo íntimo de Niurka, especialmente por sus actitudes agresivas, sus cambios de humor repentinos y una historia de amenazas.

En cuestión de horas se activó una intensa búsqueda, liderada por la Fuerza de Tareas del U.S. Marshal. Finalmente, y gracias a un meticuloso rastreo, Rubio Pérez fue hallado en un complejo de apartamentos en Berkley Drive, en la misma zona de Madison. Según los reportes policiales, al momento de su captura rompió en llanto. Una imagen que rápidamente se difundió entre los residentes de la ciudad, dejando una sensación amarga: el llanto del agresor no devolverá la vida de la víctima.
Una historia de silencios y heridas
El asesinato de Niurka no fue un hecho aislado ni una reacción repentina. Según allegados y familiares, durante años esta mujer vivió una relación marcada por la violencia familiar. Aunque compartieron más de dos décadas juntos y formaron una familia, las señales de agresiones fueron cada vez más evidentes. La hostilidad de Rubio Pérez creció con el tiempo, al punto de que tuvo que recibir tratamiento médico para controlar su conducta.

Su hija, Rachel Rubio, decidió romper el silencio tras la tragedia. A través de las redes sociales, compartió un testimonio desgarrador que retrata con crudeza lo que significa crecer en un hogar donde el miedo es cotidiano. “Fueron 24 años de abuso”, confesó en un video donde relató cómo su infancia y la de su hermano estuvieron marcadas por los gritos, los golpes, y un ambiente de constante tensión.

Según Rachel, su padre no solo era emocionalmente inestable, sino también un consumidor habitual de sustancias tóxicas. Además, llevaba una vida desordenada junto a su pareja actual, participando incluso en relaciones abiertas que, lejos de estabilizarlo, potenciaban su comportamiento errático. Su mensaje, más allá del dolor, fue un llamado urgente a todas las mujeres que sufren violencia: “Una familia unida no siempre es una familia feliz. No esperen a que sea demasiado tarde para irse”.
Rachel también reveló que su padre comenzó su relación con Niurka mientras aún convivía con su madre, lo que sumó otra capa de caos a un entorno ya deteriorado. Sin embargo, nunca imaginó que Cándido pudiera llegar al extremo de cometer un asesinato. En sus últimas conversaciones, él parecía despedirse, dando señales que ella interpretó como una posible intención de hacerse daño a sí mismo, no a otra persona.
Un patrón que duele y se repite:
Este crimen ha conmovido profundamente a la comunidad cubana en Estados Unidos, pero no es un caso único. Apenas unas semanas antes, a finales de marzo, otra tragedia sacudió a los cubanos residentes en Florida. Yannelis De La Caridad Casales Antón, de solo 30 años, fue asesinada por su pareja Carlos Yordanis Aldana, quien llevaba apenas dos semanas en el país tras emigrar desde Cuba.
Ambos casos reflejan una realidad inquietante: la violencia de género sigue cobrando vidas dentro de comunidades migrantes, donde las víctimas muchas veces enfrentan obstáculos adicionales para denunciar —desde barreras idiomáticas y culturales hasta el miedo al estatus migratorio o la falta de redes de apoyo.
La historia de Niurka es un grito desesperado para que las autoridades, las organizaciones comunitarias y la sociedad en general redoblen esfuerzos en la prevención, protección y atención a víctimas de violencia doméstica. No podemos permitir que más mujeres mueran en silencio, temiendo que sus voces no sean escuchadas.
Preguntas frecuentes sobre el asesinato Niurka Alfonso Acevedo en Tennessee:
¿Quién es el responsable del feminicidio y cómo fue su captura?
Cándido Raúl Rubio Pérez, exesposo de la víctima, fue detenido como principal sospechoso del crimen. Fue capturado en un complejo de apartamentos en Berkley Drive, zona de Madison.
¿Qué motivó el crimen de Niurka Alfonso Acevedo?
Las autoridades han catalogado el asesinato como un caso de violencia doméstica. Se sospecha que Rubio Pérez esperó a su exesposa en las inmediaciones de su trabajo y la atacó con un arma blanca. El hecho fue premeditado, según indican las evidencias recogidas.
¿Qué impacto tuvo el asesinato de Niurka Alfonso Acevedo en la comunidad?
La comunidad cubana en Tennessee y otros estados de EE. UU. ha quedado profundamente afectada. Este caso ha reavivado la conversación sobre la violencia de género, especialmente dentro de los círculos migrantes donde muchas veces estas situaciones no se denuncian por temor o desconocimiento.
¿Qué mensaje dejó la hija del agresor?
Rachel Rubio, hija del acusado, compartió su experiencia creciendo en un hogar marcado por el abuso. Hizo un llamado a las mujeres que sufren maltrato para que no normalicen la violencia y busquen ayuda antes de que sea demasiado tarde. Su testimonio ha servido para visibilizar el impacto intergeneracional del abuso doméstico
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