Guerra comercial sin tratado entre Estados Unidos y China

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En 2025, bajo el segundo mandato de Trump, la relación comercial entre Estados Unidos y China se ha convertido en una guerra. Ambos países se embarcaron en la imposición de fuertes impuestos a los productos del otro. Estados Unidos impuso un anticipo del 145% a los productos chinos, mientras que China respondió con un anticipo del 125% a los productos estadounidenses.

La raíz del problema está en cómo está cambiando la economía mundial. China ha crecido mucho económicamente, mientras que el crecimiento de Estados Unidos ha sido más lento. Además, existe un gran desequilibrio entre lo que se compra y se vende entre ellos. En 2017, Estados Unidos vendió productos a China por alrededor de 130 mil millones de dólares, ¡pero compró más de 505 mil millones! Esto significa una diferencia de más de 375 mil millones de dólares con China, algo que no le gusta a Trump y su equipo de gobierno.

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El pulso entre las potencias económicas mundiales sigue firme, aunque con un inesperado matiz de apertura. China ha expresado su disposición a dialogar con el gobierno estadounidense, en un intento de desactivar la creciente tensión comercial que enfrenta. Sin embargo, esta ventana de diálogo viene con una condición que Pekín considera inamovible: Washington debe dar marcha atrás y eliminar los aranceles que ha impuesto a los productos chinos.

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La postura del gigante asiático, claramente expresada por su Ministerio de Comercio, no deja lugar a dudas. Si Estados Unidos persiste en lo que considera “medidas arancelarias erróneas y unilaterales”, la sinceridad de sus intenciones quedará en entredicho, lo que minará aún más la confianza mutua, ingrediente esencial para cualquier negociación fructífera en esta tensión comercial.

La comunidad internacional ante la tensión comercial entre Estados Unidos y China:

Captura de pantalla/ Youtube

Lo que comenzó como una disputa puramente comercial ha evolucionado hacia un choque de voluntades, con repercusiones que sacuden los mercados a nivel global y aceleran la desconexión entre ambas economías. La comunidad internacional se encuentra en una encrucijada, obligada a tomar partido, mientras Washington insta a sus socios comerciales a limitar el acceso a las exportaciones chinas y Pekín advierte con represalias a quienes sucumban a estas presiones en medio de esta palpable tensión comercial.

Fallas en la metodología para resolver el conflicto entre los dos grandes de la economía mundial:

Incluso la forma de abordar las negociaciones se ha convertido en un punto de fricción. Mientras que la administración Trump parece preferir el diálogo directo entre los líderes de ambos países como principal vía para resolver la disputa, los funcionarios chinos prefieren un enfoque más técnico, donde los equipos negociadores primero trabajan en los detalles y llegan a acuerdos preliminares antes de cualquier reunión de alto nivel entre los presidentes. Esta diferencia metodológica añade una capa de complejidad a su intrincado panorama de tensión comercial.

La sombra de una guerra comercial global se está ampliando, generando preocupación en otras economías. El ministro de Finanzas de Japón, por ejemplo, advirtió que su país tomaría medidas si detectara un aumento repentino en las importaciones chinas desviadas a su mercado como resultado de las exportaciones estadounidenses. Existe el temor de que los productos chinos que no logren ingresar a Estados Unidos inunden otros mercados, desestabilizando las economías regionales.

En este contexto de incertidumbre, Japón se convirtió en el primer país en iniciar negociaciones comerciales tras la imposición de nuevas medidas arancelarias por parte de Estados Unidos. El gobierno japonés buscó persuadir a la administración Trump para eliminar las trabas al acero y a los automóviles, además de lograr una excepción para un futuro aumento financiero que afectaría al resto de sus importaciones.

Preguntas frecuentes sobre el conflicto entre China y EE. UU. :

¿Cuál es la principal condición que impone China para dialogar con Estados Unidos?

La condición principal e innegociable que establece China para entrar en conversaciones con Estados Unidos es que Washington debe cancelar primero todos los aranceles que ha impuesto a los productos chinos.

¿Por qué se dice que la presión económica podría estar influyendo en la postura de China?

Datos recientes han mostrado una desaceleración significativa en la actividad de las fábricas chinas, lo que sugiere que las aerolíneas estadounidenses están empezando a tener un impacto negativo en su economía. Esta presión económica podría estar llevando a Pekín a considerar la posibilidad del diálogo como vía para paliar esta situación, manteniendo sus demandas iniciales.

¿Cómo ha respondido China a las acciones exteriores de Estados Unidos?

China respondió a los intereses estadounidenses imponiendo sus propias restricciones a los productos procedentes de Estados Unidos, bloqueando las operaciones de empresas norteamericanas en su territorio y restringiendo la exportación de minerales considerados críticos para la industria tecnológica estadounidense.

¿Qué preocupación existe a nivel global ante esta tensión comercial?

A nivel mundial, existe una creciente preocupación por la posibilidad de que una guerra comercial afecte el crecimiento económico global. Se teme que las perturbaciones y represalias entre las principales economías generen inestabilidad en los mercados, perturben las cadenas de suministro y obliguen a otros países a tomar partido, con las consiguientes repercusiones económicas.

¿Cuál es la diferencia en la metodología de negociación preferida por Estados Unidos y China?

La administración Trump pareció inclinarse por el diálogo directo entre los líderes de ambos países como la principal vía para resolver la disputa. Por el contrario, los funcionarios chinos prefirieron un enfoque más técnico, donde los equipos de negociación trabajaron primero en los detalles y alcanzaron acuerdos preliminares antes de cualquier reunión de alto nivel entre los presidentes.

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