Joven Cubano que Luchaba Contra el Cáncer y la Indigencia en Miami, ya tiene un lugar donde quedarse

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Ciudad de Miami, generalmente cálida y acogedora para quienes buscan un nuevo comienzo, proyectaba sombras de incertidumbre sobre la vida de Lester Lafita. Este es un joven cubano, que llegó a estas costas hace más de un año, impulsado por la desesperación de una salud quebrantada y la dolorosa negativa a recibir tratamiento médico en la isla. El viaje, marcado por la angustia de dejar atrás su hogar y la esperanza de encontrar alivio, lo llevó al Hospital Jackson Memorial, donde enfrentaba una batalla aún más emocionante que la propia enfermedad que lo consumía: la falta de un lugar seguro al que aspirar tras el alta médica.

Usuario identificado como Niunpresomás en el grupo público de Facebook Denunciando los crímenes en Cuba fue uno de los portavoces de la preocupante noticia.

Captura de pantalla © Facebook / Niunpresomas

La historia de Lester resonó en el corazón de no pocos cubanos, entre ellos, Alain Papparazzi, un influencer cubano que alzó la voz en las redes sociales para visibilizar la difícil situación del joven. En sus publicaciones, Alain describió la encrucijada en la que se encontraba Lester: incapaz de trabajar y generar ingresos debido a su delicado estado de salud. Se enfrentaría a la realidad de los alquileres exorbitantes en Miami, una ciudad que, si bien le ofrece la posibilidad de luchar contra el cáncer, ahora parecía negarle un espacio digno para recuperarse.

Lester tuvo que permanecer hospitalizado, lidiando con una infección que requirió la delicada intervención de reemplazar unos drenajes conectados a sus riñones. Una nueva etapa crucial en su tratamiento se vislumbraba en el horizonte: el próximo 26 de abril tiene previsto comenzar su primer ciclo de quimioterapia. Sin embargo, esta esperanza se veía empañada por la incertidumbre de no tener un hogar estable y seguro al que regresar una vez que los médicos consideren que pueden continuar su recuperación fuera del hospital.

Captura de pantalla © Facebook / Niunpresomas

La solidaridad como único refugio:

La solidaridad de amigos y miembros de la comunidad cubana en el exilio fueron el único apoyo para Lester y su madre. Una red de apoyo que, parecía debilitarse bajo el peso de las necesidades constantes.

La situación se agravaba aún más por la delicada salud mental de la madre de Lester, que necesitaba desesperadamente permanecer a su lado durante su recuperación. La idea de separarse en albergues, donde las reglas a menudo impiden que los miembros adultos de la familia permanezcan juntos, agregó una mayor capa de sufrimiento a la situación.

Una comunidad unida por la empatía:

El caso de Lester tocó fibras sensibles. No solo por la crudeza de su historia, sino por la humanidad de su lucha. El influencer cubano Alain Paparazzi, conocido por amplificar las voces de los más vulnerables, utilizó sus plataformas para contar la historia. A través de videos, publicaciones y transmisiones en vivo, Alain logró que miles de personas conocieran el drama que vivía Lester en silencio.

Captura de pantalla © Facebook / Niunpresomas

Y no solo eso. Su mensaje encontró eco en otras voces: medios como Cántalo TV, Univista TV, CiberCuba, Reporte Cuba y Adry Díaz también se unieron a la cadena solidaria. Gracias a la visibilidad, llegaron donaciones, palabras de aliento y —lo más importante— una oportunidad real.

Lo que viene: tratamiento, transporte y fe:

Finalmente, y gracias al esfuerzo conjunto de muchas personas, Lester y su madre consiguieron un lugar seguro donde quedarse. Un hogar en Naples, Florida, que si bien queda a cierta distancia del hospital donde recibirá tratamiento, representa un respiro después de tantos meses de incertidumbre. Allí podrá iniciar su proceso de recuperación con la calma de saber que tiene dónde dormir, alimentarse y, sobre todo, ser acompañado por su madre en esta etapa crucial.

Captura de pantalla © Facebook / Niunpresomas

Ayer, tras recibir el alta médica, Lester y su madre le enviaron un emotivo mensaje de agradecimiento. En sus palabras, más que alivio, se percibe una humildad que conmueve: “Gracias a Dios, a quienes compartieron, a quienes donaron, a quienes nos leyeron. Gracias a ese ser humano especial que fue el primero en contactarnos y no se apartó de nuestro lado hasta que salimos del hospital”.

Aunque la primera gran batalla parece haber sido ganada, aún queda mucho por hacer. La próxima semana, Lester deberá comenzar sus primeras rondas de quimioterapia y radiación. Sin embargo, el hogar que lo acogió se encuentra en Nápoles, mientras que el centro de tratamiento está en Miami. El transporte diario se ha convertido en una nueva preocupación.

Pero Lester y su mamá no pierden la fe. “Dios ha provisto hasta aquí, y confiamos en que no nos dejará ahora. Agradecemos cada gesto, cada ayuda, cada oración”, dijeron.

La historia de Lester no es solo la de un joven enfermo. Es la de una familia rota por el abandono institucional, reconstruida por la solidaridad. Es el reflejo de miles de migrantes que llegan a ese país con una maleta llena de sueños y un cuerpo agotado por la realidad de sus tierras natales. Es también un recordatorio de que cuando una comunidad se une, las cosas pueden cambiar.

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